Aversión a los olores: cómo superarla
Los pacientes oncológicos sufren a menudo alteraciones de los sentidos. El sabor habitual de la comida puede cambiar: algunos alimentos se vuelven más suaves o insípidos, mientras que otros, especialmente los ricos en proteínas como la carne o el pescado, pueden adquirir un sabor amargo o incluso metálico. Si, a consecuencia de ello, dejas de comerlos, aumenta el riesgo de que sufras carencia de proteínas Estos cambios de percepción pueden afectar también al sentido del olfato. De repente, incluso la comida que normalmente te gustaba ya no te resulta apetecible.
Hay diversos motivos para ello: el propio cáncer puede afectar a tus sentidos; puede tratarse de un efecto adverso del tratamiento oncológico o puede estar causado por problemas dentales. En la mayor parte de los casos, estas aversiones mejoran tras finalizar el tratamiento.
Pérdida del gusto
Cuanto más mejor
Si tiene problemas para percibir los sabores, ¡olvídate de la moderación y abusa de las especias! A fin de cuentas, eres tú quien se lo va a comer. Mejora el sabor de la comida con aromas y marinados. Añade algo de sabor extra con hierbas aromáticas o poniendo beicon en las verduras. Utiliza alimentos agrios y endulza la comida si le notas un sabor amargo, salado o ácido.
Los ingredientes dulces pueden ayudar a mejorar platos con olores o sabores desagradables. Algunas combinaciones sabrosas pueden ser el cerdo con salsa de manzana, el camembert con arándanos rojos, el pollo con plátano o el curry con piña. Elige de forma consciente: la menta y el romero suelen ser agradables, y la vainilla o la canela pueden enmascarar los sabores metálicos.
Manejar la aversión a ciertos olores o sabores
Sigue tus instintos
Para contrarrestar los cambios de olor y sabor, evita las comidas que ya no te gusten; no es necesario que sigas rutinas que ya no te funcionan. Una alternativa es sustituir alimentos cuyo sabor te resulta desagradable por otros equivalentes para evitar carencias nutricionales (p. ej., falta de proteínas).
Elige alimentos que te gusten, que tengan buen aspecto y huelan bien; si no soportas la carne roja (como la de vaca, cerdo o cordero), sustitúyela por pollo, pavo o pescado, o pasa a productos sin carne con alto contenido en proteínas.
Si no comes carne, utiliza fuentes de proteínas alternativas. Son especialmente adecuados los huevos, los productos lácteos, el tofu y las legumbres. Por ejemplo, puedes cocinar tofu con salsas sabrosas (p. ej., salsa de piña agridulce, salsa de cacahuetes, salsa teriyaki, etc.). Como paciente oncológico, tus necesidades de proteínas aumentan, así que no descuides su ingesta.
Otros consejos
- Elimina en lo posible los olores a comida de tu entorno y mantén las estancias bien ventiladas.
- Para evitar el sabor metálico en la boca, cambia los cubiertos por otros de plástico o madera.
- Cuida tu boca mediante el cepillado de los dientes y el uso de hilo dental y colutorio. Para neutralizar un sabor desagradable, enjuágate la boca antes de cada comida y, si lo necesitas, también durante las comidas.
- Cocina y come en compañía de otras personas. Esto puede ser una buena manera de distraerte de olores y sabores desagradables.