Omega-3 del aceite de pescado: el poder del mar
En las últimas décadas han aumentado los productos dietéticos con omega-3 debido a sus efectos beneficiosos para la salud, incluso para las personas sanas. No es solo que los anuncios alaben sus propiedades, es que realmente existen pruebas científicas que respaldan muchas de esas afirmaciones.
¿Qué son los omega-3?
Desde el punto de vista científico, los ácidos grasos omega-3 son un grupo de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) esenciales, que tienen gran importancia es la estructura y la fluidez de las membranas celulares, en la señalización celular y para reducir la inflamación. Determinados ácidos grasos omega-3, los llamados EPA y DHA y sus metabolitos, son nutrientes clave en una dieta saludable. Se encuentran en mayor cantidad en el pescado graso de agua fría, como el salmón. Se ha demostrado que tienen gran cantidad de efectos positivos, como ser antinflamatorios y disminuir los niveles de triglicéridos. La regulación de la muerte celular y la inhibición del crecimiento de las células y tejidos cancerosos también se han relacionado con los omega-3 del aceite de pescado.
El cuerpo humano no puede sintetizar ácidos grasos omega-3 por sí mismo. Son, por tanto, esenciales para los seres humanos y deben aportarse en cantidades suficientes en la dieta para evitar carencias. Por desgracia, nuestro metabolismo solo puede transformar los ácidos grasos omega-3 de los aceites vegetales a ácidos grasos omega-3 como el EPA y el DHA en cantidades muy pequeñas. Esto significa que es razonable suplementar nuestra dieta con estos omega-3.
¿Por qué los omega-3 son aliados útiles?
La inclusión de aceite de pescado, por ejemplo en la Nutrición Parenteral entregada a los pacientes sépticos de la UCI, incrementan el EPA en el plasma, modifica la concentración de citoquinas inflamatorias y mejora el intercambio gaseoso. Estos cambios además son asociados con una tendencia a una estadía hospitalaria más corta1. Por otro lado, otro estudio publicado el año 2015, arrojó que las emulsiones lipídicas de una nutrición parenteral que incluía lípidos Omega más MCT y LCT, reduce el riesgo de infecciones nosocomiales y aumenta el tiempo previsto libre de infecciones en pacientes médicos y quirúrgicos de la UCI en estado crítico2. Sumado a lo anterior, las Guías Espen recomiendan la adición de EPA y DHA a las emulsiones lipídicas de la nutrición parenteral, debido a su efecto en las membranas celulares y en el proceso inflamatorio, así como en la reducción de la estadía hospitalaria3.
Respecto a la Nutrición Enteral, la Guía Espen señala que las fórmulas enterales enriquecidas con omega 3, administradas a pacientes que sufren SDRA, lesión pulmonar aguda (LPA) y sepsis, tienen efectos positivos en cuanto a la duración de la estancia, la duración de la ventilación e incluso la mortalidad3.
1.-Barbosa et al. Effects of a fish oil containing lipid emulsion on plasma phospholipid fatty acids, inflammatory markers, and clinical outcomes in septic patients: a randomized, controlled clinical trial. Critical Care 2010, 14:R5
2.-Grau-Carmona T et al. Influence of n-3 Polyunsaturated Fatty Acids Enriched Lipid Emulsions on Nosocomial Infections and Clinical Outcomes in Critically Ill Patients: ICU Lipids Study. Crit Care Med. 2015 Jan;43(1):31-9
3.- Guías ESPEN sobre nutrición clínica en la unidad de cuidados intensivos, P. Singer et al. / Clinical Nutrition 38 (2019) 48-79.)